Quiénes somos

Una breve presentación para que conozcáis a vuestros humildes servidores.


Braco, el Erudito
Encerrado en su retiro de conocimiento, este ermitaño de los wargames colecciona, estudia y cataloga antiguos volúmenes y figuras de eras remotas, en un afán por atesorar la historia. Se rumorea que posee tomos prohibidos del pasado, que harían enloquecer las mentes de acólitos menos versados en las artes oscuras.
Eso, y toneladas de plomo añejo, sobre las que se sienta como un dragón, esperando y acumulando, con un propósito incierto…
“¿JUGAR con estas miniaturas? No permitiré que la luz del sol las mancille. Y ni se te ocurra mencionar la pintura…”



 
Kubelo, el Alquimista
Dicen que la Curiosidad mató al gato. En realidad, la Curiosidad cogió al gato, juntó unos bits y materiales reciclados, añadió adhesivo, masilla y pintura, y lo aderezó todo con flock. Ahora, la Curiosidad tiene una montura de aspecto gatuno, con alas, cabezas adicionales, y lanzamisiles incorporado.
Una vida dedicada a la creación y experimentación con todo lo que caiga en sus manos. La única regla es que no hay reglas. Bueno sí, una: aquí no se tira nada.
“He tenido una revelación. Ejército de gnomos licántropos samuráis post-apocalípticos, montados en mantarrayas. Voy al chino a por purpurina y grapas.”




Nelanzher, el Artista
Algunos individuos nacen con un talento natural. La mayoría carece de ninguna habilidad. Sin embargo, unos pocos elegidos dominan todo el espectro del noble arte de los wargames. Este profesional del hobby, auténtico hombre del Renacimiento, da forma a escenarios y ejércitos con una técnica impecable, es un general avezado, y un manitas consagrado.
Las mujeres lo desean, y los hombres quieren ser como él.
“Para la sala de juegos, ponemos unos triborrios de suspensión anclados, tangentes a la bisectriz del zócalo truncado, y listos. De corredera no, achaflanados. ¿Se puede tirar ese tabique?”


Serrucho, el Estratega
Algunos se toman la Guerra como un juego. Se equivocan. La Guerra requiere pasión, estudio y dedicación absolutos. La Guerra es una amante exigente. Por eso hay un sólo Señor de la Guerra.
Desde su puesto de mando, estudia los volúmenes y manuales dedicados a la estrategia, y comanda sus legiones en batalla, siempre sacando el máximo partido de sus conocimientos tácticos, destruyendo enemigos como si fueran simples figuras en un tablero.
“Si hubieras leído los últimos FAQs, sabrías de qué hablo. En fin, despídete de esa unidad. ¿Quieres que tire los dados, o nos ahorramos el esfuerzo?”




Treeman, el Errante
Las leyendas hablan de un formidable guerrero, una figura solitaria que, en ocasiones, se presenta en el campo de batalla, atraído por el fragor de la contienda. Un hombre libre, una auténtica fuerza de la naturaleza que vive por y para la confrontación.
Si para algunos la guerra es un rompecabezas logístico, para él es la oportunidad de aplastar enemigos, dados mediante. Un propósito al que se entrega con la determinación de un elfo y el entusiasmo de un enano.
“Ye, ¿jugamos hoy? Me planto allí en media hora. ¿Hay cerveza? Más os vale.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario